Palabras previas


Después de dos años escribiendo la historia de aquellas calles que le vieron nacer y crecer, las calles que tanto han cambiado en setenta años1, llegamos a la descripción del colegio Cervantes. Entonces por primera vez confesó Alejandro que le gustaría extenderse un poco más, que tenía tanto que decir sobre educación… En aquel momento comprendí que íbamos a tener trabajo para rato, y tanto personalmente como desde D=a= Delicias apostamos por acompañarle en lo que pudiéramos. Por supuesto, y conociéndole, sabía que antes iba a terminar el proceso en el que estaba, al menos en sus líneas más importantes, como así fue: aún tardamos varios meses en terminar la descripción histórica de calles y edificios de la zona noroeste de Delicias.

Pero en los primeros meses de 2018 ya se había puesto en marcha con el nuevo proyecto, indagando, preguntando, lanzando líneas de investigación y reflexión, estructurando la historia de la educación entre los diversos centros escolares públicos de Delicias. Al poco tiempo se unió Bernardino, entre otras cosas maestro que ha impartido clases en diversos centros del barrio, y aportó su experiencia y empezamos a ponernos fechas orientativas; esa fue mi función2, intentar encauzar aquellos caudales de información, conocimientos, reflexión, experiencia y sabiduría en el ámbito de la educación –función en la que fracasé, para mi continuo beneficio, pues he aprendido cada día que me han permitido colaborar–. En un principio, y después de los primeros textos elaborados por Alejandro, pensamos que se podría terminar el trabajo en un año, año y medio a lo sumo.

Cuatro años después, y con plena conciencia de que es una tarea inabordable para una vida si se pretende la exhaustividad, como ponen de manifiesto los cientos de TFG, Tesis doctorales o artículos publicados cada año solo en España, decidimos poner un punto y seguido. Los primeros textos, más bien breves, sobre temas puntuales, fueron integrados en estructuras más amplias; la narración estrictamente personal, ensayística, fue precisando paulatinamente más datos, más confirmaciones, más investigación. Muchas personas e instituciones se han mostrado dispuestas a colaborar.

Han sido, en lo que me toca, cuatro años emocionantes. A veces solo podíamos quedar un día, un par de horas a la semana; a veces, todos los días, intentando aprovechar al máximo las vacaciones, casi siempre en los locales de la parroquia de Santo Toribio, en cuyo programa educativo colaboramos. La llegada de la pandemia de Covid-19 supuso una ruptura en muchos sentidos, pues paralizó durante un tiempo considerable la actividad conjunta y, lo más importante, nos afectó en lo personal de diversas maneras y ralentizó el trabajo posterior. El verano de 2020 resultó especialmente duro para el trabajo. Así y todo, Alejandro decidió continuar; poco o mucho, avanzamos cada día, y cada uno de ellos ha sido para mí fuente de diversos conocimientos, especialmente aquellos que se refieren a cómo se puede tener un tema tan complejo en la cabeza sin esquemas inamovibles, sino reelaborándolo de manera continua; han sido incontables las preguntas que me ha suscitado el trabajo de Alejandro, y él ha sabido dar respuesta a cada una de ellas de formas distintas. Si algo destacaría es esa capacidad de hacer comprender utilizando diferentes caminos e implicándote en la respuesta.

Finalizado el proceso de escritura, D=a= Delicias en pleno volvió a leer los textos para intentar encontrar erratas, fragmentos ambiguos o poco inteligibles, duplicidades de contenido, inconsistencias… así como para sugerir reorganizaciones estructurales en el conjunto o dentro de los capítulos. Profesionales de la educación en su mayor parte que también han disfrutado de la lectura de los textos y han podido admirar el trabajo de análisis realizado. Interlineado.com, dirigida por uno de los miembros de la asociación, se ha encargado de manera altruista de la maquetación de los textos en los diferentes formatos.

Naturalmente, este documento no puede contener la presencia física de Alejandro, su ilusión, su pasión por la educación, las horas que dedica a preparar las sesiones, el brillo de sus ojos cuando descubre la comprensión en la mirada de quien se ha dejado guiar por sus explicaciones, su terrible apuro ante la percepción de sus propios errores y su inmediato manos a la obra para subsanarlos, lo que le permite nuevas reelaboraciones. Todo eso, junto a su persistencia y constancia, constituye su verdadera esencia, pues sobre todo es maestro y orientador y sabe que es un camino personal lleno de descubrimientos. Pero en el documento podemos encontrar sus inquietudes, sus reflexiones, aquello que ha querido destacar del ejercicio de la docencia y de las políticas en las que esta se enmarca, criticando de modo velado a quienes no se lo toman en serio. Aquí está su modo de entender la profesión que ha ejercido toda su vida laboral y ahora aún ejerce de modo voluntario. Es imposible –ni se pretende– que en estas páginas esté toda la historia de la educación; quizá no se compartan sus ideas ni sus valores; incluso habrá algunos errores, no lo descartemos. Así y todo, será difícil encontrar a una persona más honesta, más firme defensora de la rigurosidad intelectual y más dispuesta a defender la educación como fundamento de la persona y de la sociedad.

Después de este trabajo, que espero que sea un punto y seguido si la salud y las ganas nos permiten continuar, me gustaría darle una vez más las gracias por el tiempo compartido, su paciencia ante mis preguntas y la confianza depositada al hacerme partícipe del proceso.

jmfr

Notas al pie

1 «Historia vivida de Delicias».

2 Además de darle un formato electrónico a los textos escritos a mano por Alejandro.


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