III. La Escuela de Aprendices

Escuela de Aprendices (Foto de El Diario de Valladolid)

La Escuela de Aprendices constituyó para las familias una modalidad de ascenso social y de satisfacción de necesidades básicas, tanto laborales como domésticas, dentro de una nueva forma de vida: los unos prestaban sus habilidades técnicas en trabajos de mucha precisión y se generó un ambiente de vecindad en la que esta se convirtió en un medio de ayuda mutua dentro de un estilo de ciudadanía que todos compartían.

Así pues, las familias vieron la Escuela de Aprendices como una forma de garantizar una educación sólida para sus hijos. Esto provocó la aparición de ayudas externas que se conocieron con el nombre de Academias.

Las academias preparatorias cubrían las carencias del alumnado en las materias más complicadas. El prestigio de los encargados (ferroviarios notables en talleres), el interés de los alumnos, el ambiente de estudio, la dedicación prestada, la responsabilidad de todos como forma de vida hacían posible el máximo aprovechamiento y una idónea preparación, reconocidas en ámbitos muy distintos de la ciudadanía.

Cundió la esperanza de una vida mejor y ascendió el nivel de aspiraciones, base de estudios posteriores, alternados con la vida laboral que ofrecía siempre la empresa a través de convocatorias de ascenso.

1. Presentación de la Escuela de Aprendices

La Escuela de Aprendices de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España de Valladolid fue la primera que se abrió, y constituyó el elemento integrador de la empresa ferroviaria, ya que esta necesitaba formar trabajadores especializados, y el propio personal directivo se implicaba en la formación. Su inicio, 1878, coincide prácticamente con la instalación de los TALLERES GENERALES de la empresa ferroviaria en Valladolid.

Como veremos más adelante, sin embargo, fue en 1947 cuando, simultáneamente, se abren a lo largo del territorio nacional doce Escuelas de Aprendices de Renfe1, entre ellas la de Valladolid, que es de la que me ocupo en este trabajo.

Se presentó a la ciudadanía como institución formativa de sus agentes en etapa de aprendizaje, orientada a acometer trabajos propios del ferrocarril desde diversos oficios de alta cualificación profesional. Se ofreció a adolescentes que estaban en posesión del Certificado de Enseñanza Primaria y pretendían iniciarse en el trabajo industrial. Dentro del planteamiento de esta referencia introductoria, se valoró como entidad de interés público. A tenor de este planteamiento, la Escuela de Aprendices constituyó una institución que pertenecía a la ciudadanía por su carácter social (la formación de adolescentes), y que pretendía la incorporación a los talleres de la empresa de sus operarios, con la categoría de aprendiz, después de un trienio de formación bajo la tutela, las enseñanzas y el control del alumno por parte de Renfe. Constituyó una referencia de formación y empleo para otras instituciones de nueva creación, que surgieron a partir de la época de los años 40 bajo los auspicios del nuevo régimen de la dictadura franquista. A partir de entonces, la Escuela de Aprendices compartió la adscripción de «Formación Profesional».

A diferencia de esos centros, mantuvo autonomía para la escolarización con materias y régimen interno propios, y fuera de la consideración de enseñanza colegiada. Por todo esto, este organismo de Renfe cifró, como siempre, su servicio para el menester ya expuesto, a diferencia de los centros homólogos que desde entonces también se dedicaron a la Formación Profesional.

2. La empresa ferroviaria en Valladolid

Ámbito del trabajoÁmbito de la ciudadanía
Escuela de Aprendices
–Talleres Generales
–Depósito de Máquinas
–Circulación
–Material Fijo
–Material Móvil
–Unidad de Ferrocarriles
–Gabinete Sanitario
–Asociación de Obreros y Empleados.
–Escuela de Alfonso XII.
–Economato Laboral.
–La Ferroviaria (médica).
–Asociación Turística Ferroviaria.
–Colegio de Huérfanos de Ferroviarios.
–Kilométricos para Familiares de los Agentes.
–Residencia para Jubilados y Pensionistas.
–Régimen Especial de la Seguridad Social
–Subsidio de Pensiones.

En el ámbito del trabajo, la Escuela de Aprendices destinaba a los agentes a los Talleres Generales en sus distintas especialidades. De ahí pasarían paulatinamente al resto de secciones, según su formación.

En el ámbito de la ciudadanía, desde el principio la Compañía el Norte implantó una serie de instituciones encaminadas a la mejora de la vida de los empleados y sus familiares. Abarcaban multitud de ámbitos de la vida, desde la formación al ocio, pasando por la alimentación o a salud. A lo largo del siglo XX siguieron apareciendo nuevas innovaciones, como vemos en el cuadro.

3. Estructura y Régimen de las enseñanzas

Estas enseñanzas estaban comprendidas dentro del periodo preparatorio, periodo de aprendizaje, periodo de especialización y periodo de perfeccionamiento. A su vez, constaba de dos departamentos: Técnico-Gráfico y Taller.

3.1. Cuadro de enseñanzas reguladas por el Departamento Técnico-Gráfico: oferta de Materias

A lo largo de los cuatro periodos, el tratamiento de las materias compendiaba la categoría de «aprendizaje» del ferroviario dedicada a los estudios que rigen los mecanismos de las máquinas de vapor y los principios fundamentales que el operario aplica en el uso y manejo de herramientas. El plan contenía disciplinas en torno al ferrocarril y aseguraba al agente su participación en la cultura social (matemáticas, tecnología, grupo de cultura y dibujo). Las materias de Matemáticas, Dibujo y Técnica eran predominantes en la estructura del plan de estudios.

Comprendía materias muy diversas de la cultura social estructuradas en grupos de contenidos transversalizados por una misma finalidad, la cultura general del aprendiz. Como en «las escuelas particulares», contó con autonomía para organizar sus enseñanzas, que fueron siempre una ampliación de la escuela primaria.

3.2. Cuadro de enseñanzas reguladas por el Departamento de Taller: oferta de Materias

En cada uno de los periodos referidos constaban las prácticas reguladas por el Departamento de Taller.

El Departamento de Taller tenía distinta consideración en el periodo preparatorio que en los restantes. El primer año cursaban enseñanzas en todos y cada uno de los talleres. Pretendían un primer contacto con la estructura y dedicación del trabajo dentro de un planteamiento unitario de la actividad industrial.

Constituyeron el aprendizaje de diseño, planteamiento, búsqueda de soluciones de situaciones problemáticas propias de oficios diversos: Ajuste, Montaje, Mecanizado, Carpintería, Electricidad, Calderería, Chapa, Fundición, Forja y Soldadura. También eran materias integradoras en la formación de sus agentes en los últimos tres periodos de estos estudios.

Así pues, la adscripción a un taller en los periodos de Aprendizaje y Perfeccionamiento cabría entenderla como una incipiente acción de orientación profesional, o al menos como una medida de introducción a la especialización en los distintos oficios de los que consta el ferrocarril.

3.3. La promoción

Con esta referencia, Renfe. determinaba la época de formación de los agentes aprendices que tenían la misma fecha de ingreso en la escuela. Esta adscripción constituiría a lo largo de la vida laboral del agente un aval para el desempeño de puestos de trabajo y destinos.

Por otra parte, el aprendiz cambiaría de promoción cuando no superase el curso en su totalidad dentro del periodo correspondiente. En este caso se le adscribía a la «promoción» siguiente.

3.4. El seguimiento del alumno

Al aprendiz de nuevo ingreso se le abría la «Cartilla escolar de la Formación Profesional». Este expediente tenía distinta significación según el periodo escolar del interesado. El primer periodo comprendía de enero a abril. La falta de resultados positivos (al menos la superación de todas las materias) suponía la pérdida de escolarización y el cierre del expediente.

La misma exigencia se tenía para el alumno en los periodos sucesivos. En caso de no superar el curso por insuficiencia en alguna disciplina, el interesado retrocedería en la «promoción», era inscrito a la siguiente. Tenía que cursar de nuevo todas las materias y, en caso de insuficiencia, dejaba la categoría de aprendiz y empezaba la vida laboral en el taller que se le adscribiese con la categoría de «peón especializado» y sin posibilidad de ascenso.

En cada periodo de enseñanza los resultados se registraban una vez aprobadas todas las materias, de forma que en la «cartilla escolar» solo aparecían resultados positivos.

Todo expediente se cerraba con un «resumen de calificaciones», abierto con la puntuación de ingreso y seguida por las correspondientes medias de cada periodo y puntuación total al cierre. Cerraba el «resumen de calificaciones» la especialización adscrita al interesado y el rango (el lugar que ocupaba en la promoción). La Cartilla Escolar de la Formación Profesional se cerraba con la especialidad adscrita al interesado.

3.5. El sistema de puntuaciones

El expediente del aprendiz constaba de tres bloques de igual formato correspondientes a los periodos de permanencia del titular en la escuela.

Cada uno de los cuadernillos contiene los pliegues de calificaciones correspondientes a cada una de las materias impartidas del Departamento Técnico-Gráfico, y cerraban el documento del periodo las «calificaciones de fin de periodo».

Cada periodo de calificaciones constituía un auténtico registro de datos con las notas de cada mes en su doble consideración (técnica y gráfica) y la media de ambas.

Este instrumento constituía un medio estimado del seguimiento del alumno y predictivo del futuro del interesado. Al primer golpe de vista se ve marcada la tendencia en la etapa respectiva y puede pronosticarse su futuro en el destino y sus posibilidades de ascenso en su futura vida laboral.

El último impreso de cada fascículo cierra el documento en cada uno de los periodos. Aparecen estructurados los grupos de ambos departamentos, determinados por los grupos de materias respectivos y el taller adscrito al aprendiz. Se encabeza con la «puntuación de ingreso» y la «conducta».

Esta relación constituye una sistemática del Plan de cada periodo; también resulta una recopilación de las notas medias remitidas a las familias y a las que añade las notas finales.

Aparece el valor del coeficiente adscrito a cada materia como índice de la importancia que tiene cada uno de los contenidos calificados. También las transformaciones de las puntuaciones directas en puntuaciones finales.

La puntuación media y el rango de salida cierran el expediente del alumno de cada periodo.

La pormenorización en los resultados pretende, a nuestro entender, la prerrogativa de exigencia en pos de la capacitación del operario. En el fondo, el objetivo se cifraba en la moralidad del agente, que se manifestaba en una actitud de responsabilidad, basada en el saber de la ciencia y la idónea aplicabilidad de la tecnología.

4. Régimen interior

4.1. Autogestión y Gratuidad

Constituyeron notas de identificación de la Escuela de Aprendices de la empresa ferroviaria.

En cuanto a la autogestión, cabe decir que desde la creación del organismo la empresa corrió con los gastos de mantenimiento; la docencia era una modalidad de empleo para agentes capacitados e idóneos para implantar las enseñanzas que la empresa misma había diseñado en sus inicios (cuadro de enseñanzas). Todo el personal compartía los derechos y mejoras del «ámbito de ciudadanía».

La gratuidad constituyó una modalidad de autofinanciación. Esta cubría los gastos de escolarización y materiales del alumno.

Las retribuciones a los docentes eran en la consideración de agentes ferroviarios con puestos de trabajo en la institución escolar como destino dentro de la empresa. La empresa contaba con departamento propio de publicaciones para la Formación Profesional de los agentes.

Los textos eran cedidos al alumno en la consideración de herramientas de trabajo propias de esta etapa del agente para afrontar los grupos de materia de ambos departamentos. En ellos predomina la endoestructura, con un criterio lineal de la materia, dentro del modelo lógico del desarrollo científico a través de ejemplos. Esta orientación se adecuaba a los modelos mentales del alumno y cabe suponer que tenían un cierto nivel de comprensión. El contenido a desarrollar pretendía un doble efecto: la preparación técnico-intelectual idónea para afrontar situaciones problemáticas propias del trabajo ferroviario y la ampliación de conocimientos que permitieran a la persona participar en la cultura científica. A este respecto, se entiende que los textos, manuales y tratados del grupo matemático, grupo tecnológico, grupo cultural y dibujo incidieran en la intelectualidad, moralidad, participación sociocientífica, en la forma de vida, el nivel de aspiraciones de la persona. El agente-aprendiz ha de entender el texto como un medio de consulta de datos, un instrumento para la resolución de problemas, el documento científico que da significado a la operatividad. Por eso, estas publicaciones serán compañeras de viaje en la vida profesional del agente.

Con el material de dibujo y los instrumentos de medida, todo aprendiz completaría su equipo de estudio-trabajo, que no finalizaría en esta etapa sino que constituiría el inicio de su vida laboral y donde el binomio constituirá una característica del agente del ferrocarril.

4.2. La colaboración de los padres

La «cartilla escolar del aprendiz», documento que guía esta reseña, se abre con una proclama a los familiares sobre su participación en el seguimiento escolar del beneficiario, a través de este protocolo de régimen interno que en todo momento da a conocer la situación del agente en el ámbito de la conducta y el lugar que ocupa en la promoción, así como las calificaciones en las distintas materias. Resultaba de fácil manejo, evidenciando las medidas a tomar por parte de los familiares en caso de bajas puntuaciones.

A este respecto, los padres empleados de la empresa eran sabedores de la transcendencia de los resultados obtenidos. Aquellos ajenos a la compañía enseguida se concienciaban de la importancia de los buenos resultados. Por ello, todos los implicados procuraban la asiduidad en el cumplimiento de responsabilidades compartidas.

Las materias de los grupos técnico, matemáticas y dibujo siempre tuvieron dificultades. Por ello, padres e hijos procuraban una ayuda externa que se conocía con el nombre de academias, como vimos en la introducción.

5. El inicio laboral del agente

El expediente laboral se abría con la categoría de «ayudante». El agente era destinado a uno de los talleres o departamentos de la empresa ferroviaria. Con ello, el operario iniciaba una «carrera de ascensos» que ocuparía toda la vida profesional. También la empresa propiciaba situaciones de estudios medios y universitarios para aquellos de excelente aprovechamiento en la «escuela de aprendices» e idoneidad en el puesto de trabajo.

La meritocracia de la empresa se manifestaba en las sucesivas convocatorias de promoción interna para cubrir puestos de mayor responsabilidad y cambio de categoría.

Estas expectativas laborales dentro de la empresa hacían que el agente comprendiese la necesidad de compatibilizar el estudio y el trabajo como una prolongación de la etapa de aprendiz, renovándose constantemente.

Desde los inicios, la Escuela de Aprendices preparó a sus agentes para atender los servicios de Renfe. Los estudios de la Escuela no tenían validez académica fuera de la empresa ferroviaria.

6. El acceso a estudios oficiales de técnica industrial

Los agentes que querían obtener el título de Maestría Industrial tenían que cursar estos estudios en la Escuela de Maestría.

En esta época (a partir de 1958), la institución pública había creado estudios nocturnos para trabajadores que tuvieran jornada continuada. Muchos operarios se titularon en Maestría Industrial aprovechando esta ampliación horaria. En muchos casos fue un aval la carrera de ascensos; en otros, mejoró la oferta de empleo en empresas de nueva implantación en Valladolid, con pingües beneficios. Las posibilidades de asistir a esos estudios oficiales de Formación Profesional se ampliaron para los empleados de Renfe., pues en 1962 la Dirección General de la empresa implantó la jornada continua de trabajo. Fue una de las primeras medidas que se tomaron en el Plan de Modernización de la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles.

De una u otra forma, esta Dirección era continuista de sus principios fundacionales: la mejora continuada en la cualificación de los agentes respondiendo al binomio trabajo-estudio, entendido como la carrera profesional del agente.

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Notas al pie

1 La antigua Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, RENFE, fue creada en 1941.


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